Nadie quiere jugar conmigo

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Alicia Cid

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¿Qué debo hacer si mi hijo tiene dificultades para relacionarse con otros niños?

«Nadie quiere jugar conmigo». Cuando un niño dice esto, es posible que no sepas qué hacer o decir. Pocas cosas pueden ser más frustrantes que ver cómo tu hijo se esfuerza por hacer amigos o tiene dificultades para encajar en determinados ambientes sociales. Lo mejor es empezar por escuchar.

El juego es tan importante para los niños pequeños como el dinero y el amor para los adultos. Por eso, cuando un niño dice que «nadie quiere jugar conmigo», es probable que lo sienta como algo muy importante. Intenta no quitarle importancia diciendo algo como «mañana todo irá bien».

A través de las relaciones sociales con otros niños, los pequeños aprenden habilidades como la empatía, la cooperación, la resolución de conflictos y la comunicación. Sin embargo, algunos niños pueden presentar dificultades para relacionarse, lo que seguramente te genera una sensación de frustración y preocupación como madre o padre. Pero no te alarmes, cada niño es único y existen formas de ayudarlo a navegar este proceso.

Cuando los niños ya tienen dificultades, obligarles a hacer algo en contra de su voluntad no suele mejorar la situación
Cuando los niños ya tienen dificultades, obligarles a hacer algo en contra de su voluntad no suele mejorar la situación

1. Identifica las causas de las dificultades

Antes de intervenir, es crucial entender por qué tu hijo tiene problemas para relacionarse. ¿Es una cuestión de timidez, falta de habilidades sociales, o quizás ha experimentado alguna situación que lo hizo sentirse inseguro? Las causas pueden ser diversas:

  • Timidez o introversión: Algunos niños son más reservados por naturaleza y necesitan más tiempo para sentirse cómodos en situaciones sociales.
  • Falta de habilidades sociales: Puede que tu hijo no sepa cómo iniciar una conversación, compartir o resolver conflictos.
  • Experiencias negativas: Bullying, rechazo o burlas pueden afectar su confianza y disposición para interactuar.
  • Condiciones del desarrollo: Trastornos como el autismo o el TDAH pueden influir en la forma en que los niños se relacionan.

Para identificar estas causas observa a tu hijo. No te presiones ni le presiones si no está en el mismo punto que otros niños y niñas de su edad; muchas veces intentamos proyectar en nuestros hijos nuestra manera de ser, lo comparamos con sus hermanos u otros niños. Intenta hablar con él: escúchale sin juzgar.

Evita preguntas donde la respuesta puede ser Si o No. Utiliza preguntas abiertas para saber más:

  • ¿Qué te ha hecho sentir así hoy?
  • ¿Quién no ha querido jugar contigo?
  • ¿Hubo algún niño con el que quisieras jugar, pero no tuviste oportunidad?

Es posible que algunos niños sólo hayan tenido un mal día y se sientan mejor después de una buena noche de sueño. Otros pueden sentirse inadaptados o tener dificultades en situaciones sociales. Y en algunos casos, decir «nadie quiere jugar conmigo» puede ser una señal de acoso o exclusión.

Ponte en situación: El niño sale al recreo 5 minutos más tarde; ha ido al baño, o tardó más de los habitual en tomar su bocadillo. Como ha salido tarde los equipos de fútbol ya están creados y el partido iniciado. El niño puede decir que nadie quería jugar con el, pero la realidad es que hay «condicionantes» que pueden hacer que se malinterpreten las situaciones.

No es realista esperar que todos los niños se lancen a ser los líderes del grupo. Pero hay cosas que debes y no debes hacer para que tu hijo se adapte a la vida social. No le presiones demasiado. Cuando los niños ya tienen dificultades, obligarles a hacer algo en contra de su voluntad no suele mejorar la situación.

2. Practica las relaciones sociales en casa

Algunos niños no adquieren habilidades sociales de forma natural y necesitan que se les enseñe de manera directa y práctica. El juego es una de las formas más efectivas para que los niños adquieran habilidades sociales. A través del juego, puede aprender a esperar su turno, negociar, cooperar y resolver conflictos.

Aprovecha para crear un entorno seguro para tu hijo en el que pueda expresarse libremente, sin miedo a ser juzgado.

Albert Bandura- reconocido psicólogo canadiense – nos recuerda es su Teoría del Aprendizaje Social, que los niños aprenden observando e imitando modelos, por eso es muy importante convertirnos en modelos positivos. Dependiendo de la edad nuestros hijos e hijas pueden tener nuevos modelos que escapan de nuestro control: maestros, amigos, o influencers. Es importante que seas consciente de cómo interactúas con los demás cuando tu hijo te observa.

Actividades recomendadas:
  • Juega a representar roles, donde tu hijo practique ser «el otro». Este tipo de juegos ayudará a niños y niñas a reconocer sentimientos mediante la empatía.
  • Enséñale a saludar, presentarse, pedir permiso, dar las gracias y escuchar a los demás.
  • Usa juegos de mesa o actividades grupales para enseñarle a tomar turnos y seguir reglas.
  • Crea oportunidades de juego con otros niños en entornos controlados y de confianza.

3. Constancia y paciencia

Siempre que hablamos de modelar la conducta de los niños hablamos de una carrera de fondo donde hay que ser paciente y constante. Organiza encuentros con uno o dos niños a la vez en un ambiente que le sea familiar. Crea actividades estructuradas, como juegos de mesa o proyectos artísticos donde tu hijo se sienta cómodo y tenga que interactuar con sus amigos.

A medida que gane confianza, puedes ampliar el círculo social. Recuerda que forzar situaciones puede ser contraproducente; es mejor respetar su ritmo o ayudarle durante el proceso. Por ejemplo: Lleva tizas para pintar en suelo al parque y comienzas a pintar con él. Verás como en muy poco tiempo otros niños se acercarán también. Pon en práctica las frases de introducción, saludos, presentaciones que ensayamos en casa mediante el juego.

Mejora las relaciones sociales de tus hijos. Organiza encuentros con uno o dos niños a la vez en un ambiente que le sea familiar.
Organiza encuentros con uno o dos niños a la vez en un ambiente que le sea familiar.

4. Más allá de las dificultades

¿Se trata de un cambio de comportamiento? Si el aislamiento de tu hijo es un cambio repentino de comportamiento, puede que haya algo más que nuestro hijo no es capáz de gestionar. Intenta averiguar qué le pasa a tu hijo, incluso en el colegio. Muchos niños acosados se avergüenzan de contárselo a sus padres o profesores. Dile que le quieres, que es lo más importante en su vida y que no tiene por qué avergonzarse.

¿Tu hijo se muestra inusualmente ansioso cuando está con otros niños de su edad? La ansiedad grave también puede hacer que incluso los niños pequeños se aíslen o eviten a otros niños. Explora los signos de ansiedad en niños pequeños.

Alrededor de la pubertad, algunos niños desarrollan un trastorno de ansiedad social. Ea decir, están excesivamente preocupados por lo que los demás piensen de ellos. Suelen evitar las situaciones sociales en las que temen pasar vergüenza. Echa un vistazo a los signos de ansiedad en adolescentes y preadolescentes.

Sé consciente del prisma con el que miras a tu hijo o hija

  1. Ser excluido
    • Contexto: Un grupo de niños empieza a jugar en el recreo, pero no le piden a tu hijo que se una.
    • Por qué puede ocurrir: Hay muchas razones por las que los niños no son invitados a unirse. Puede que el grupo de amigos sea muy unido. Los juegos exigen seguir instrucciones y tu hijo puede tener problemas para saber qué hacer. Si tu hijo se enfada después de perder una partida, es posible que los otros niños dejen de invitarle a jugar.
  2. Ser objeto de burlas
    • Contexto: Su hijo mira fijamente a otro niño en el recreo. Y luego se burlan de él por eso.
    • Por qué puede ocurrir: Algunos niños tienen problemas para entender las señales sociales. Y cuando los niños no entienden estas señales, pueden malinterpretar a las personas y las situaciones. También pueden ser un blanco fácil para los matones del patio.
  3. Sentirse aislado
    • Contexto: Su hijo no sabe qué hacer durante el recreo. Así que acaba jugando solo.
    • Por qué puede ocurrir: El recreo es sobre todo tiempo libre, en el que hay pocas indicaciones sobre qué hacer. Los niños que no se sienten seguros en grupo prefieren jugar solos antes que arriesgarse a buscar a otros niños.
  4. Sobreexcitación
    • Contexto: Tu hijo se enfada durante un partido y corre demasiado rápido, luego se cae y se hace daño.
    • Por qué puede ocurrir: Debido a todo el ruido y la acción, los niños hiperactivos pueden exaltarse durante el recreo. Puede que no se tomen un momento para hacer una pausa y calmarse.
  5. Evitar la conversación con los demás
    • Contexto: Su hijo quiere jugar al basket con otros niños pero no sabe cómo pedírselo.
    • Por qué puede ocurrir: Algunos niños tienen problemas con el lenguaje o baja autoestima. Ambas cosas pueden dificultar el inicio de conversaciones o la participación.

Preguntas y respuestas rápidas

Es esencial recordar que no todos los niños avanzan al mismo ritmo. Algunos son más extrovertidos y otros más reservados, y está bien así. Lo importante es apoyarlos y estar ahí para ellos.

Cómo se espera que sea el desarrollo social de niños y niñas entre 4 a 6 años

A esta edad, aparecen los primeros «mejores amigos». Estas relaciones son súper importantes para ellos, les dan seguridad y un sentido de pertenencia. Empiezan a preferir la compañía de ciertos niños y a querer pasar más tiempo con ellos. Los peques empiezan a colaborar en juegos, estableciendo reglas y roles. Aprenden a compartir, a turnarse y a trabajar en equipo. Desarrollan la empatía y descubren que sus acciones pueden afectar a otros.
No solo siguen instrucciones porque un adulto lo dice, sino porque entienden que las normas ayudan a que todos se lleven bien. Es el inicio de su sentido de justicia y equidad. Su vocabulario se dispara. Pueden expresar ideas más complejas, contar historias y entender mejor lo que otros les dicen. Esto facilita muchísimo las interacciones y les ayuda a resolver conflictos hablando.

Cómo se espera que sea el desarrollo social de niños y niñas entre 6 y 8 años

Entre los 6 y 8 años, los niños atraviesan una etapa fascinante en su desarrollo social. Es como si descubrieran un nuevo nivel en el videojuego de la vida, donde las relaciones se vuelven más profundas y complejas.
Las amistades se convierten en relaciones más estrechas. Su capacidad para ponerse en los zapatos de otros se profundiza. No solo reconocen emociones básicas, sino que entienden sentimientos más complejos. Esto les permite apoyar a amigos en momentos difíciles y fortalecer conexiones emocionales.
Aprenden a manejar desacuerdos sin necesidad de intervención adulta constante. Las habilidades de negociación y compromiso se ponen en práctica, y entienden que las relaciones requieren esfuerzo y entendimiento mutuo.
El deseo de pertenecer a grupos se intensifica. Ya sea en equipos deportivos, clubes escolares o simples grupos de juego, buscan ser parte de comunidades donde se sientan aceptados y valorados.

Cómo se espera que sea el desarrollo social de niños y niñas entre 8 y 10 años

Entre los 8 y 10 años, los niños viven una etapa fascinante en su desarrollo social. Es un periodo en el que empiezan a comprender más profundamente el mundo que les rodea, establecen relaciones más sólidas y desarrollan un sentido más definido de sí mismos dentro de su entorno social.
Las amistades dejan de basarse únicamente en el juego y comienzan a fundamentarse en intereses comunes, lealtad y confianza. Se iodentifican con grupos específicos, como equipos deportivos, clubes o grupos escolares, música… Esta identificación les proporciona un sentido de pertenencia y contribuye al desarrollo de su identidad personal y social.
Pueden cuestionar reglas y normas, y mostrar interés por temas como la equidad y los derechos. Están desarrollando su propio código moral y ético.
Pueden resolver conflictos mediante el diálogo y negociar con sus pares. Además, disfrutan de conversaciones más complejas y pueden entender el humor, el sarcasmo y las metáforas.

¿Hay algo que el colegio pueda hacer para ayudarle?

Por supuesto. La escuela puede y debe tomarse en serio las capacidades sociales de cada niño y actuar en consecuencia. Los niños y niñas pasan una gran parte del día en la escuela o en actividades extraescolares por lo que los educadores tienen mucha información sobre nuestros hijos.
Sigue los pasos, identifica el problema, ¿existe realmente?,¿o es algo puntual y casual? Habla con el equipo docente y expón tus preocupaciones. Muchas escuelas tienen programas en los que hay una política activa de inclusión social, y no necesariamente tiene que haber grandes dramas sociales para que la inclusión se dé.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a mejorar su empatía?

Para ayudar a tu hijo a leer las «señales sociales» puedes probar varias estrategias. Fomenta el contacto visual durante las conversaciones para que se fije en las expresiones faciales. Ponte físicamente a su altura.
Presta toda tu atención cuando te hable para darle buen ejemplo, asiente pero no le interrumpas. Hazle preguntas abiertas que no pueda contesatr con un simple si o no.
Ayúdale a observar e interpretar el lenguaje corporal jugando a juego simbólico o mediante la teatralización de juegos o adivinizanzas.
Háblales de cómo diferntes situaciones requieren diferntes comportamientos sociales, por ejemplo, como saludar a una persona mayor o a un amigo de clase.
Practica el tono de voz y representad situaciones habituales. Por ejemplo, al poner la mesa, jugad al restaurante utilizando un tono más educado. En esos juegos crea situaciones donde el niño entrene su empatía.
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