Empieza por los rostros y manos del príncipe y la princesa con tonos de piel suaves (melocotón, beige claro o rosado). Puedes darles un poco de sombra en los bordes del rostro y el cuello con un color más oscuro del mismo tono, usando lápices de colores o crayones bien afilados.
Para el vestido de la princesa, usa un tono pastel como rosa, lila o azul claro. Añade sombras en las zonas cercanas al pliegue y debajo de los brazos para dar volumen. El traje del príncipe puede ser en colores más intensos como rojo, azul rey o verde esmeralda, y puedes resaltar su capa con un color contrastante. Las coronas brillan más si usas amarillo dorado y añades reflejos con un toque de blanco o dorado metálico si tienes.
Las flores pueden ser un verdadero campo de experimentación. Alterna colores cálidos como naranja, rojo y rosa con verdes y violetas para crear profundidad. Las hojas deben tener diferentes verdes para que el fondo no se vea plano. Si usas rotuladores, asegúrate de no saturar demasiado las zonas para no perder detalle.
Curiosidades y datos divertidos:
- En la Edad Media, los príncipes y princesas no usaban coronas todos los días. ¡Eran solo para ocasiones muy especiales!
- Los jardines reales solían tener flores de todos los continentes, traídas por exploradores.
- El color púrpura se usaba en la ropa de la realeza porque era muy caro de producir.