Enseñar a los niños a resolver problemas de manera creativa

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Alicia Cid

17 artículos

Como adultos resolvemos problemas a lo largo de todo el día, desde los más pequeños a los más graves. Se nos pide que tomemos decisiones y encontremos soluciones a problemas que surgen en nuestros hogares, trabajos, relaciones, salud, etc. ¡La lista es interminable! Para muchos hay soluciones comunes y hemos aprendido mecanismos casi automáticos para resolverlos.

Uno de los momentos más emocionantes es presenciar cómo un niño aprende a resolver sus propios problemas. Al igual que los adultos, los niños y niñas se enfrentan cada día a decisiones y oportunidades de aprendizaje durante todas las etapas de la vida. Por eso una de las mejores cosas que podemos hacer es fomentar estas oportunidades y animarles a resolver problemas por sí mismos.

Como padres o cuidadores, no siempre estaremos disponibles para resolver el debate sobre las galletas, un problema matemático difícil o la presión negativa de los compañeros. Los niños y niñas se enfrentan a problemas y retos todos los días. Nuestro trabajo consiste en prepararles para tomar las mejores decisiones. Los adultos, asumimos de forma rutinaria nuestras responsabilidades como protectores de nuestros hijos. A menudo es necesario hacer un esfuerzo para que una madre o un padre deje de lado su instinto de proveedor y permita que el niño encuentre una solución a un problema que tiene entre manos. Por ejemplo, es mucho más fácil y rápido ayudar a un niño a darle la vuelta a las mangas de su chaqueta que ver cómo se esfuerza pacientemente por resolverlo por sí mismo. Otro ejemplo puede ser cuando los padres nos «entregamos» a los grupos de whatsapp para estar al corriente de todo lo relativo a las clases en la escuela y las tareas; supervisando asi el progreso de los hijos. Aunque la intención sea proteger y ayudar a nuestros hijos, cuando resolvemos el problema por ellos, les negamos la oportunidad de resolverlo por sí mismos.

Un niño que no tiene habilidades para resolver problemas puede evitar actuar cuando se enfrenta a uno. Puede frustrarse o darse por vencido cuando algo le parece demasiado difícil. Por el contrario, tener capacidad para resolver problemas fomenta la confianza. Un niño con habilidades para resolver problemas sigue adelante hasta que encuentra una solución; son pensadores creativos y pueden adaptarse mejor en una variedad de entornos. Naturalmente, estas habilidades van de la mano de una mentalidad de crecimiento.

Entonces, ¿Cómo se enseña a los niños a resolver problemas?

Depende de la edad. A medida que su capacidad para entender el entorno y el tamaño de los retos crecen, también debería hacerlo su enfoque para enseñar habilidades de resolución de problemas.

Resolver con éxito un problema exige que el niño coordine habilidades en varios ámbitos diferentes. Los niños que son competentes en la resolución de problemas pueden estudiar un problema en detalle y pensar críticamente sobre él, determinar lo que hay que hacer, generar estrategias, evaluar el éxito de una estrategia determinada y persistir en el proceso de resolución de problemas hasta llegar a una solución.

Berk, 1996

Los niños empiezan a adquirir habilidades de resolución de problemas en la primera infancia. Según Shaffer – (Un reputado investigador en los campos de Ciencias del aprendizaje – a los tres años, la mayoría de los niños tienen las herramientas de algunas estrategias de resolución de problemas y pueden aplicar esas habilidades en situaciones específicas. Sin embargo, las habilidades de resolución de problemas de los niños muy pequeños están limitadas por varios factores, como una capacidad de atención relativamente corta, la dificultad para comprender las relaciones causa-efecto y una experiencia limitada en la resolución de problemas de forma independiente.

A medida que se desarrollan, los niños tienen la oportunidad de observar a los adultos resolviendo problemas y de practicar la resolución de problemas por sí mismos. Como resultado de la observación y la práctica continuas, las habilidades de pensamiento crítico de los niños y las estrategias específicas de resolución de problemas se vuelven más refinadas, y se vuelven capaces de resolver problemas en una gama más amplia de dominios. La capacidad de atención y la persistencia también aumentan durante la primera infancia y la escuela primaria.

Hacia cuarto de primaria, la mayoría de los niños tienen relativamente bien desarrollada la capacidad de resolver problemas, siempre que éstos sean concretos y no abstractos. Comprenden bien las relaciones causa-efecto. También pueden generar, probar y evaluar soluciones a problemas concretos. Durante la adolescencia, se desarrollan las capacidades de pensamiento abstracto y los adolescentes aprenden a ampliar sus habilidades de resolución de problemas concretos a problemas abstractos

Shaffer, 1999

Existen innumerables formas de ayudar a tu hijo a desarrollar sus capacidades en función de su edad. Algunos enfoques implican ejercicios que puede practicar, mientras que otros se basan más en el juego. Te sorprenderá saber que el juego adecuado a la edad puede influir en muchos tipos diferentes de desarrollo de habilidades: lenguaje, lectoescritura, resolución de problemas, emocionales, sociales, cognitivas e incluso de conducta. Dedica tiempo a trabajar estas habilidades con tu hijo, y ambos recogeréis los beneficios durante años.

Involucra a tu hijo en las reuniones familiares . Anímale a participar en la resolución de un pequeño problema familiar. Aprenderá y ganará confianza.

Las habilidades para resolver problemas se enseñan mejor en el momento. Cuando tu hijo acude a ti para hablarte o hacerte una pregunta, es más probable que esté preparado para aprender. Préstales atención. Escucha, muestre empatía, haz preguntas abiertas y oriéntale tanto como necesite, pero no resuelva el problema por ellos.

Estrategias generales para enseñar a resolver problemas a cualquier edad

  1. Los niños son como esponjas: absorben todo lo que ven y escuchan a su alrededor. Y una de las mejores maneras de enseñarles a resolver problemas es modelar el comportamiento que queremos que imiten.
    Piensa en voz alta mientras resuelves un problema. Explica tu razonamiento paso a paso. Esto les ayudará a entender cómo abordas los desafíos y qué estrategias utilizas. Utiliza ejemplos de tu vida real. Comparte con ellos situaciones en las que has tenido que resolver problemas y cómo lo has hecho. Esto les dará ideas que podrán aplicar en sus propias vidas.
    Sé paciente. No esperes que aprendan de la noche a la mañana. Se necesita tiempo y práctica para desarrollar habilidades de resolución de problemas.
    Al mismo tiempo, muestra a tu hijo la posibilidad de cometer errores. Todo el mundo se encuentra con problemas, y eso está bien. A veces la primera solución no funciona, ¡y tampoco pasa nada! Cuando le enseñes a resolver problemas, explícale que hay cosas que están fuera de nuestro control. Cuando resolvamos un problema, debemos centrarnos en las cosas que SÍ podemos controlar.
  2. Pedir consejo
    Pide consejo a tus hijos cuando tengas un problema. Esto les enseña que es habitual cometer errores y enfrentarse a retos. También les da la oportunidad de poner en práctica sus habilidades para resolver problemas.
    Además, cuando les indiques que sus ideas son valoradas, ganarán confianza para intentar resolver problemas por sí mismos.
  1. No le des «la respuesta».
    Por difícil que sea, permita que su hijo se esfuerce, a veces fracase y, en última instancia, APRENDA de las consecuencias.

Veamos algunas estrategias y actividades específicas para cada edad. Las edades enumeradas a continuación son directrices generales, siéntete libre de elegir cualquier estrategia o actividad que consideres puede funcionar con tu hijo o hija.

3-5 años

Utilizar el coaching emocional

Para adoptar una mentalidad de resolución de problemas, los niños pequeños tienen que aprender primero a gestionar sus emociones. Después de todo, es difícil que un niño pequeño busque soluciones a un problema si está en plena rabieta.

Una forma de conseguirlo es utilizar el proceso de entrenamiento emocional descrito por John Gottman.

  1. En primer lugar, enseña a tus hijos que TODAS las emociones son aceptables. NO hay emociones «malas». Incluso las emociones aparentemente negativas, como la ira, la tristeza y la frustración, pueden enseñarnos valiosas lecciones. Lo que importa es cómo respondemos a esas emociones.
  2. En segundo lugar, sigue este proceso:
    • Primer paso: nombrar y validar las emociones. Cuando tu hijo esté enfadado, ayúdale a procesar lo que siente. Díle algo como: «Entiendo que estés enfadado porque Jessica está jugando con el juguete que tú querías».
    • Segundo paso: Procesar las emociones. Guía a tu hijo a su espacio de calma. Si no tiene uno, es buena idea crearlo. Deja que calme su cuerpo y procese sus emociones para que pueda resolver problemas, aprender y crecer. Este rincón de calma puede ser también un objeto: un trapito, un peluche…
    • Tercer paso: Resolver problemas. Piensa en soluciones con tu hijo, escuchando más que hablando durante la conversación. Esto le permitirá practicar sus habilidades para resolver problemas y es más probable que ponga en práctica las soluciones que se le ocurran.

Di: «Enséñame la parte difícil»

Cuando tu hijo tenga dificultades o se sienta frustrado, prueba una técnica sugerida por la mamá y bloguera de crianza Lauren Tamm. Simplemente dile: «Enséñame la parte difícil».

Esto ayuda a tu hijo a identificar la RAÍZ del problema, haciéndolo menos intimidante y más fácil de resolver.

Repite lo que dice tu hijo: «Así que dices…».

Una vez que ambos comprendais el verdadero problema, anima a tu hijo a que proponga soluciones. «Tiene que haber alguna forma de arreglarlo…» o «Tiene que haber algo que puedas hacer…».

Ahora que tu hijo ha identificado «la parte difícil», es probable que sea capaz de encontrar una solución. Si no es así, ayúdale a pensar en algunas ideas. Pregúntales: «Si lo supieras, ¿qué pensarías?» y ver qué se le ocurre.

Resolver problemas con juegos creativos

Deja que tu hijo elija actividades y juegos en función de sus intereses. El juego libre ofrece muchas oportunidades para navegar y resolver problemas de forma creativa.

Los niños aprenden mejor jugando. Jugar con objetos como bloques, rompecabezas sencillos y ropa para disfrazarse puede enseñarle el proceso de resolución de problemas.

Incluso jugando, tu hijo piensa de forma crítica: ¿Dónde encaja esta pieza? ¿Qué hace esto? Quiero disfrazarme de reina. ¿Qué me pongo? ¿Dónde he puesto la tiara? ¿Está debajo del sofá?

Resolver problemas con libros de cuentos

Lee cuentos apropiados para su edad que presenten personajes que experimentan problemas, como:

El Mago de Oz, de L. Frank Baum:
«El Mago de Oz» es una historia que sigue a Dorothy, una niña que es llevada por un tornado desde Kansas hasta la mágica tierra de Oz. A lo largo de su viaje para encontrar al Mago y regresar a casa, Dorothy se enfrenta a varios desafíos y problemas que debe resolver con la ayuda de sus amigos: el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León Cobarde.

Esta historia puede ser muy útil para enseñar a los niños cómo enfrentar y resolver problemas. Por ejemplo, cada personaje tiene su propia carencia o desafío personal (inteligencia, amor, valor), pero al enfrentar juntos los obstáculos, aprenden que ya poseen estas cualidades dentro de ellos. Esto muestra a los niños que, a menudo, las soluciones a nuestros problemas ya están dentro de nosotros mismos y que, trabajando en equipo y apoyándose unos a otros, pueden superar cualquier dificultad. Además, la perseverancia de Dorothy enseña la importancia de no rendirse ante las adversidades.

La serie Jorge el Curioso, de Margaret y H.E. Rey:
Un curioso monito se mete y se sale de dilemas, enseñando a los niños a encontrar soluciones a sus propios problemas.

Caillou duerme fuera de casa.
Inspirado en el cuento Ira se queda a dormir, de Bernard Waber:
Caillou está encantado de quedarse a dormir en casa de su amigo Leo. Pero hay un problema: ¿debe o no llevar a su osito de peluche? Puede parecer poca cosa, pero éste es el tipo de problema social temprano con el que su hijo podría identificarse.

Relaciona estas experiencias con acontecimientos similares de la vida de tu hijo y PREGÚNTATE CÓMO podrían resolver sus problemas los personajes de estas historias. Anímale a que proponga distintas soluciones y discuta los posibles resultados de cada una de ellas.

Ésta es una forma de lectura dialogada, es decir, hacer que tu hijo participe activamente en la lectura. Interactuar con el texto en lugar de simplemente escuchar puede «acelerar» el desarrollo de habilidades de alfabetización como la comprensión en niños de edad preescolar.

Si le haces preguntas sobre los problemas de los personajes, también puede estimular su capacidad para resolver sus propios problemas.

5-7 años

Enseñe los pasos de la resolución de problemas

Piensa en un proceso sencillo de resolución de problemas para tu hijo, que pueda poner en práctica sistemáticamente. Por ejemplo, puede seguir los cinco pasos siguientes:

  1. ¿Qué siento? Ayuda a tu hijo a entender lo que está sintiendo en ese momento (frustración, enfado, curiosidad, decepción, emoción, etc.). Notar y nombrar las emociones difuminará su carga y dará a tu hijo la oportunidad de dar un paso atrás.
  2. ¿Cuál es el problema? Guía a tu hijo para que identifique el problema concreto. En la mayoría de los casos, ayúdale a responsabilizarse de lo sucedido en lugar de señalarlo con el dedo. Por ejemplo, en lugar de «Juan me ha metido en un lío en el recreo», tu hijo podría decir: «Me he metido en un lío en el recreo por discutir con Juan».
  3. ¿Cuáles son las soluciones? Anima a tu hijo a proponer tantas soluciones como sea posible. En este punto, ni siquiera es necesario que sean «buenas» soluciones. Se trata sólo de una lluvia de ideas.
  4. ¿Qué pasaría si…? ¿Qué pasaría si tu hijo intentara cada una de estas soluciones? ¿Es la solución segura y justa? ¿Cómo haría sentir a los demás? En este paso también puede probar a representar un papel. Es importante que tu hijo tenga en cuenta TANTO las consecuencias positivas como las negativas de sus acciones.
  5. ¿Cuál voy a probar? Pídele que elija una o varias soluciones para probar. Si la solución no ha funcionado, discutid el POR QUÉ y pasad a otra. Anima a tu hijo a seguir intentándolo hasta resolver el problema.

Practica constantemente estos pasos para que se conviertan en una segunda naturaleza, y modela la resolución de tus propios problemas de la misma manera. Es buena idea reflexionar: ¿Qué ha funcionado? ¿Qué no ha funcionado? ¿Qué puedes hacer de forma diferente la próxima vez?

Resolver problemas con materiales de manualidades

Las manualidades son otra forma de juego que puede enseñar a los niños a resolver problemas de forma creativa.

Proporciona a tu hijo rotuladores, plastilina, cajas de cartón, cinta adhesiva, papel, etc. Con estos sencillos materiales se les ocurrirán todo tipo de creaciones interesantes y juegos ingeniosos.

Estos «juguetes abiertos» no tienen una «forma correcta de jugar», lo que permite a tu hijo ser creativo y generar ideas de forma independiente.

Preguntas abiertas

Hacer preguntas abiertas mejora la capacidad del niño para pensar de forma crítica y creativa, lo que, en última instancia, le convierte en un mejor «solucionador de problemas». Algunos ejemplos de preguntas abiertas

¿Cómo podríamos solucionar esto juntos?
¿Cómo lo has resuelto? o ¿Cómo lo sabes?
Háblame de lo que has construido, hecho o creado.
¿Qué crees que pasará después?
¿Qué crees que pasaría si…?
¿Qué has aprendido?
¿Qué te ha resultado fácil? ¿Qué fue difícil?
¿Qué harías diferente la próxima vez?
Las preguntas abiertas no tienen una respuesta correcta y no pueden contestarse con un simple «Sí» o «No».

Puedes hacer preguntas abiertas incluso cuando su hijo no esté resolviendo un problema para ayudarle a practicar sus habilidades de pensamiento, que le serán útiles cuando tenga un problema que resolver.

7-9 años

Dividir los problemas en trozos

Esta estrategia es una versión más avanzada de «Enséñame lo difícil«.

Cuanto más crece tu hijo, más grandes se hacen también sus problemas. Cuando tu hijo se enfrente a un reto que le parezca abrumador o insuperable, anímale a dividirlo en trozos más pequeños y manejables.

Por ejemplo, supongamos que tu hijo saca una mala nota en historia. ¿Por qué la nota es tan baja? ¿Cuáles son las causas de este problema?

Como de costumbre, ESCUCHA mientras tu hijo hace lluvia de ideas, haciéndole preguntas abiertas para ayudarle si se atasca.

Si la nota baja se debe a que le faltan deberes, tal vez tu hijo pueda hacer una lista de esos deberes y abordarlos de uno en uno. O si el problema son los exámenes, ¿cuál es la causa de que tu hijo tenga dificultades en los exámenes?

Quizá se distrae con los amigos de la clase, le cuesta pedir ayuda y no dedica suficiente tiempo a estudiar en casa. Una vez que haya identificado estos «trozos», ayuda a tu hijo a abordarlos de uno en uno hasta resolver el problema.

«El vídeo de la escalera mecánica rota»

Habla de la importancia de aceptar retos y resolver problemas de forma independiente con el «vídeo de la escalera mecánica rota».

En el vídeo, una escalera mecánica se rompe inesperadamente. Las personas que están en la escalera mecánica se quedan «atascadas» y gritan pidiendo ayuda. A esta edad, es probable que tu hijo encuentre divertido el vídeo e inmediatamente ofrece una solución: «¡Camina! Bájate de la escalera mecánica!».

Dile a tu hijo que se trata de un simple ejemplo de cómo actúa a veces la gente en situaciones difíciles. Pregúntale: «¿Por qué crees que no se bajaron de la escalera mecánica?». (no sabían cómo, estaban esperando ayuda, etc.)

A veces, tu hijo puede sentirse «atascado» cuando se enfrenta a problemas. Puede que se detenga y pida ayuda antes incluso de intentar encontrar una solución. Anima a tu hijo a aceptar los retos y a resolver los problemas.

9-11 años

Resolver problemas con estímulos

Proporciona a tu hijo o a un grupo de niños materiales como pajitas, bolas de algodón, hilo, pinzas para la ropa, cinta adhesiva, clips, notas adhesivas, palitos de helado, etc.

Con sólo estos materiales, reta a tus hijos a resolver problemas inusuales como:

Hacer una trampa para duendes
Crear una rampa de salto para coches
Diseñar su propio juego con reglas
Fabricar un dispositivo para que dos personas se comuniquen entre sí
Esta es una forma divertida de practicar el pensamiento crítico y la resolución creativa de problemas. Lo más probable es que hagan falta varios intentos para encontrar una solución que funcione, lo que puede aplicarse a casi cualquier aspecto de la vida.

Haz que se lo curre

Cuando tu hijo te pida un juguete nuevo, tecnología o ropa, pídele que elabore un plan para conseguir el artículo deseado por sí mismo. Tu hijo no sólo tendrá que pensar y evaluar soluciones, sino que también ganará confianza en sí mismo.

Pregúntale CÓMO puede conseguir el dinero para el artículo que desea y anímele a alcanzar su objetivo.

Pónlo por escrito

Haz que tu hijo escriba sus problemas en un papel y que haz una lluvia de ideas sobre posibles soluciones.

Pero ahora, lleva este proceso un paso más allá: Después de intentar cada solución, ¿cuáles tuvieron éxito? ¿Cuáles no tuvieron éxito? ¿Por qué?

Esto ayuda a tu hijo a reflexionar sobre los distintos resultados, aprendiendo lo que funciona y lo que no. Las lecciones que aprenda aquí le serán útiles cuando se enfrente a problemas similares en el futuro.

Mayores de 12 años

Jugar al ajedrez juntos

Aprender a jugar al ajedrez es una forma estupenda de que los niños aprendan a resolver problemas Y a desarrollar su cerebro al mismo tiempo. Requiere que los jugadores utilicen el pensamiento crítico, la creatividad, el análisis del tablero, el reconocimiento de patrones y mucho más. Existen versiones online del juego, libros sobre cómo jugar, vídeos y otros recursos. ¿No sabes jugar? Aprende con tu hijo adolescente a conectar y resolver problemas juntos.

Haz que aprendan a programar

Nuestros adolescentes y preadolescentes ya son expertos en tecnología y pueden utilizar sus habilidades para resolver problemas aprendiendo a programar. La programación fomenta la creatividad, la lógica, la planificación y la persistencia. Hay muchas herramientas y programas en línea o presenciales que pueden mejorar las habilidades de codificación de tu hijo.

Anímale a iniciar un proyecto significativo

Este proyecto tiene que ser significativo para el adolescente, por ejemplo, crear un canal de YouTube. Tu hijo pondrá en práctica sus habilidades de resolución de problemas mientras averigua cómo aumentar su audiencia, cómo hacer que descubran sus vídeos y mucho más.

Aplicar el método SODAS

¿Busca un plan de juego que tu hijo adolescente pueda emplear cuando se enfrente a un problema? El método SODAS puede utilizarse para problemas grandes o pequeños. Sólo tienes que recordar este sencillo acrónimo y seguir estas ideas:

Situación
Opciones
Desventajas
Ventajas
Solución

Anímale a unirse a grupos de resolución de problemas

¿A tu hijo le gusta resolver problemas en equipo? Díle que se una a un grupo o club que le ayude a perfeccionar sus habilidades en diversos ámbitos, desde la ciencia y la robótica hasta el debate y los asuntos internacionales.

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