Un hábito es algo que aprendemos a hacer automáticamente, sin pensar demasiado en ello o sin que nos lo pidan los demás. Los buenos hábitos de estudio incluyen tener una rutina regular y realista, decidir qué y cómo estudiar, utilizar el tiempo de forma eficaz y reconocer cuándo es necesario buscar ayuda.
Enseñar hábitos de estudio desde una edad temprana es esencial para el desarrollo académico y el éxito futuro de tus hijos. Establecer una base sólida en la infancia no solo mejora el rendimiento académico, sino que también promueve habilidades como la autonomía, la organización y la constancia.
Los primeros 10 años son un período crítico en el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños. Durante este tiempo, los niños están en proceso de adquirir habilidades fundamentales que les servirán a lo largo de sus vidas, y los hábitos de estudio no son una excepción.
Entre los 2 y los 7 años , niños y niñas desarrollan habilidades mentales básicas, como la memoria, la atención y la resolución de problemas. Fortalecer estos hábitos de estudio durante este período ayudará a fortalecer estas habilidades y proporcionar a los niños una base sólida para el aprendizaje futuro.
Además, la teoría del aprendizaje social de Bandura destaca la importancia de los modelos a seguir en el desarrollo del comportamiento. Los niños aprenden observando e imitando a las personas más importantes en sus vidas, como padres, maestros y compañeros. Por eso es muy importante que fomentemos y estimulemos constantemente a nuestros hijos o alumnos. Los niños y niñas que ven a sus padres leer habitualmente serán grandes lectores también.
Veamos algunos tips para estimular y ayudarles:
Establecer rutinas y horarios
Crea una rutina diaria estructurada que incluya tiempo dedicado específicamente al estudio y la tarea escolar. Establecer horarios regulares para trabajar en casa ayuda a los niños a desarrollar hábitos consistentes de estudio.
Igual que tienen actividades extraescolares deben tener un período de estudio. No importa la edad que tengan. Ese ratito cultural puede ser coloreando, tocando instrumentos o leyendo cuentos. Adapta las actividades a su edad y su grado de madurez.
Las rutinas ofrecen a los niños una sensación de seguridad y previsibilidad, lo que puede reducir la ansiedad y mejorar su bienestar emocional.
Puedes averiguar cuál es la mejor hora para estudiar en función del estado de ánimo y los niveles de energía de tu hijo. Si notas que está agotado después del cole, dale tiempo para que descanse y atiende sus necesidades físicas con una merienda sana y mucha agua. Pero no lo dejes para muy tarde, ya que los niños pueden empezar a perder la concentración a medida que avanza la tarde.
Crea un espacio de estudio:
Escoge un área tranquila y libre de distracciones en casa para que tu hijo pueda concentrarse en sus tareas escolares. Asegúrate de que el espacio esté bien iluminado y equipado con los materiales necesarios, como papel, lápices, libros y recursos educativos.
Recuerda que no todo el aprendizaje tiene que tener lugar en un pupitre. A veces, el ejercicio y la actividad pueden formar parte de la rutina de tu hijo y ayudarle a desarrollar buenos hábitos de estudio. Considera la posibilidad de llevar la sesión de estudio a la calle para ilustrar las ideas de las clases conocimiento del medio por ejemplo. Esto contribuirá a crear una asociación positiva entre el estudio y la felicidad y ayudará a relajar a los niños excesivamente estresados por las tareas escolares.
Establecer metas claras:
Ayuda a tu hijo a establecer metas realistas y alcanzables para sus estudios. Anima el establecimiento de metas a corto plazo, como terminar una página de ejercicios.
Estudiar puede causar verdadero estrés en los niños. A algunos niños las clases les resultan extremadamente agotadores y les cuesta mucho seguir el ritmo de sus compañeros en el aula. Puedes ayudarle a controlar este estrés creando un entorno de baja exigencia y animando con comentarios positivos.
Fomenta su autonomía:
Anima a tu hijo a asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje. Enséñale a planificar sus estudios, resolver problemas por sí mismo y buscar ayuda cuando la necesite.
No te conviertas en su secretaria o secretario. El niño debe ser responsable para saber si tiene que llevar deberes, rellenar una ficha o estudiar para un examen. Permite que tu hijo se equivoque. Esto es importante, como padres queremos darle ventaja a nuestros hijos, ofrecerles lo mejor, pero no les ayudamos si no les dejamos desenvolverse por sí mismos, aunque eso implique una reprimenda por no llevar los deberes o una mala nota en el exámen.
Diferentes estudios han demostrado que cuando se reconoce y elogia a los niños por el esfuerzo que realizan, en lugar de por lo que «se les da bien», es mucho más probable que se conviertan en estudiantes seguros de sí mismos.
Proporcionar retroalimentación positiva:
Reconoce y celebra los logros de tu hijo, por pequeños que sean. Proporciona retroalimentación constructiva y alienta el esfuerzo y la perseverancia en lugar de centrarte únicamente en los resultados.
Predica con el ejemplo, conviértete en su modelo a seguir demostrando hábitos positivos en tu propia vida. Muestra interés por aprender nuevas cosas, lee regularmente y organiza tu tiempo de manera efectiva.
Pensad en el comportamiento de los niños con los teléfonos móviles. Incluso a edades muy tempranas es normal que sientan esta atracción, porque debe ser realmente emocionante sin nosotros, los adultos, pasamos tanto tiempo con él en la mano. Esto lo perciben los pequeños, igualmente percibirán la lectura, el órden, el respeto, la higiene o la responsabilidad.
Te recomiendo visitar con frecuencia la biblioteca de tu ciudad. Es un entorno inspirador donde verá a adultos y pequeños estudiando en un entorno seguro y silencioso.
Adaptarse a las necesidades individuales:
Reconoce que cada niño es único y puede tener diferentes estilos de aprendizaje y necesidades. Ajusta tus estrategias de enseñanza según las características de tu hijo. El curso escolar nunca y bajo ningún concepto debe convertirse en una competición entre madres y padres por lo bien que van sus niños en clase. Los maestros vemos esa conducta todos los días.
Mantén la comunicación con el centro escolar durante el curso
El diálogo entre las familias y los profesores es clave para implementar distintas mejoras en los hábitos centrados en el estudio. Los docentes orientan y acompañan a padres y madres durante el proceso. Resuelven las dudas que se producen habitualmente. También identifican las áreas de mejora en las que es posible seguir trabajando. Y te dirán qué fortalezas hay que mantener.
Lo más importante
Sé que esta parte es controvertida y muy difícil de aplicar. La sociedad nos empuja a un consumo cada vez más rápido y menus saludable, a pesar del bombardeo de la propaganda bio en los medios de comunicación.
Asegúrate de que tu hijo duerme lo suficiente. Los niños pequeños necesitan entre 10 y 12 horas de sueño para desarrollarse correctamente y poder concentrarse en sus estudios. Fija una hora regular para irse a la cama y mantén el mismo horario de sueño durante toda la semana.
Tu hijo también necesita comer alimentos sanos y beber mucha agua a lo largo del día. Comer mal puede causar fatiga mental, y los desayunos o almuerzos ricos en carbohidratos o azúcar pueden provocar bajones por la tarde debido a picos en los niveles de energía. En lugar de meriendas azucarados y bollería industrial, ofrece a tu hijo una dieta rica en frutas, verduras, cereales y proteínas variadas.
